lunes, 30 de septiembre de 2019

CARTA A TEPATITLÁN




SEÑOR TEPATITLÁN 



Han pasado 29 años desde que llegué aquí; a usted, un 29 de abril, se encontraba de fiesta, celebrando al Señor de la Misericordia, su Santo Oficial. Yo no lo sabía, años después supe que mi nombre era en Honor a su fecha y a él.
Ya pasaron muchos años desde que pisé su tierra roja por primera vez, fue algo único. Esa tierra labrada por muchas manos trabajadoras antes de que yo llegara.
Soy feliz desde esa vez que llegó a mi vida, o yo llegué a la suya, pero fui afortunado. Le platicaré mi historia, y lo que usted ha sido para mí; Señor Tepatitlán.
Sr. Tepatitlán, esta carta es para usted. Hoy quiero simplemente agradecerle por ser mi Municipio, mi Ciudad. Por haberme seleccionado para ser parte de usted, como uno de sus hijos. Hoy quiero decirle que me siento orgulloso de haber nacido aquí, en esta maravillosa tierra, llena de biodiversidad, tierra llena de sueños y trabajo, tierra bien representada.

Gracias Sr. Tepatitlán por lo que me regala cada día, las vistas de sus calles, sus templos, los atardeceres, los lugares naturales, los climas tan perfectos, me hace soñar, me hace creer en que podemos ser mucho más grandes de lo que somos. Usted me da la esperanza de que hay un buen futuro para el que trabaja, para el que sueña en ser alguien más, Señor. Gracias por las mujeres que nos regaló, ya que sin duda son mujeres hermosas, ¡Las más hermosas! llenas de un corazón valiente, llenas de amor, trabajadoras, con una esencia especial. Es increíble despertar cada día y ver los ojos Alteños de cada una de ellas por sus calles, me hace sentir que estoy en el paraíso terrenal.

Usted me envuelve con sus aromas, con sus sabores y sus tradiciones, la birria, el menudo por las mañanas, sus tacos de gran variedad, sus tamales con caldo y sus hamburguesas por las noches, sus cócteles de camarones, y cervezas con caldo los domingos por la mañana, su capirotada y tortas de camarón en cuaresma. Miles de mágicas recetas desde la abuela, sabores únicos. El tequila un sueño hecho realidad, hecho en la tierra roja, la tierra del tequila ese de los Altos de Jalisco tan afamado ya; en donde creamos el mejor del mundo. Lo llevo en el paladar, lo llevo en la piel, lo llevo en el corazón y lo presumo a donde voy.
Sus tradiciones nos representan: sus ya famosas fiestas de Tepabril, sus serenatas los jueves y domingos por la noche en nuestra Plaza de Armas, donde los niños juegan, los enamorados se enamoran más y nuestros viejos charlan y pasan una tarde familiar. Nieves de yogur, elotes con queso, churros azucarados, las papas con ensalada, el sabor de las tardes. Y sus Tradiciones, esas que la modernidad no le roban y siguen siendo parte de usted, y son respetadas por parte de cada uno que vive aquí.

Gracias por darnos Charros y Escaramuzas, Deportistas élites, Artistas, Empresarios y mucha gente que cada día levanta su nombre con orgullo en cualquier lugar.
Es usted una ciudad trabajadora, llena de empresas, emprendedores que nos han posicionado en el gigante que somos a nivel Regional, Estatal y Nacional como grandes productores de huevo, agave, pollo, cerdo, textiles, gastronomía, hotelería y muchos más.

Señor Tepatitlán, gracias por la Historia de nuestros Cristeros que representaron nuestra religión hasta morir, por nuestra fe, esa que nos representa como un pueblo espiritual y religioso. Múltiples obras de arte llamadas Templos y Parroquias, su Arquitectura natural.
No hay dos como usted, dice la canción de Vicente Fernández, que no hay sol que brille mejor, y no hay uno mejor que el que alumbra sus cerros, sus calles y su arquitectura.
Me gusta recorrer su Mercado, lleno de olores y colores mexicanos, el alma de una ciudad, me gustan sus chocomiles, me gusta llevar a la abuela a comprar su mandado a sus fruterías, carnicerías, donde en cada lugar te reciben con una sonrisa, esa sonrisa pintoresca de la gente que vive en usted.
Y es por eso y millones de cosas que usted saca mi sangre y mi orgullo por ser de Tepatitlán.

Gracias por abrazarme, por hacerme parte de usted.

Permítame decirle señor Tepatitlán que ha sido, es, y será un orgullo y un placer ser uno de sus hijos.

Lo llevare por siempre en mi corazón, sin importar a donde me lleve el destino, no lo cambio por nada, gracias a los que han hecho de usted lo que es, gracias a los Cristeros que lucharon por su Dios.
¡Somos grandes entre grandes!
¡Es usted el pueblo que parece ciudad!
¡Donde se dice, “Bien mucho” sin pensar!
¡Qué bonito eres Tepatitlán!
Y en mi corazón siempre lo voy a llevar.



"Señor Tepatitlán”
Jesús Vargas.







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